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18 POR QUÉ PADECES un grito en cada respiración, estas son las angustias de la muerte! ¡Este corazón que me axfisia! .. ¡Dios mio, esto es lo último! Lo último es nacer ciego y vivir así toda la vida, como encerrado en caverna oscura, sin ver el mundo ni a los hombres. Lo último es sentir necesidad y gana de tomar ali– mento, y no poder tomarlo, sin experimentar dolores agudos y molestias terribles. Lo último es yacer en plena juventud tendido so– bre el lecho durante varios años, inmovilizado por reu– ma doloroso y pertinaz, oyendo desde allí el bullicio y la algazara de los compañeros de la misma edad, y sin poder sumarse a ellos, ni disfrutar de las alegrías legí– timas e inocentes de la vida. Lo último es para cada enfermo... la enfermedad que él padece. Pero esas enfermedades que se sufren en el mundo, y esa enfermedad que padeces tú, hermano mio , y que te hace prorrumpir en quejas ¿son verdaderamente un mal? Esa ya es otra cuestión. Todo lo más sustancial que puede decirse acerca de los bienes y los males te'lo voy a dar aquí consignado en dos expresiones, que son tan exactas como dos fór– mulas algebráicas. 1. ª El mal del alma, que es el pecado, es realmen~ te un mal para el alma y para el cuerpo, y más pronto

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