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Poa QUÉ PADECES 149 Si estás desilusionado, desilusiónate más, y si es– tás desencantado, ciesencántate más todavía., hasta vi– vir plenamente de la verdad, y no de las apariencias de ella. Esa tristeza peculiar que ahora sientes,, tiene como origen el desengaño, y :·todo desengaño es doloroso; pero así como hay dolores corporales que acercan a la salud, también hay dolores de espíritu que acercan a la perfección y', por consiguiente, a la felicidad, y ese es uno de ellos. Ahora es cuando empiezas a vivir de veras, por• que ves en el mundo nada más que lo que hay en éf, y sabes llamar a cada cosa con su iiotnbre, a la virtud', verdad y al vicio vanidad. Estando ya en posesión intelecfual de la realidad cíe las cosas, un afio de vida puede representar pára tí cotn'o medio siglo, porque con un poco cuidado que pongas y casi sin esfuerzo alguno, tus ideas, tus inten'– ciones, tus deseos, tus planes y todas tus empresas quedarán orientados y se dirigirán hacia sü verdadero fin,. que no es otro que el mismo Dios. Eso le sucede al piloto. cuando, después de pasar la noche con su nave sumido en las tinieblas de un mar tempestuoso, .columbra ya en lontananza la silueta del faro elegante, señalándole con franjas de vivísima luz fa entrada: del puerto.

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