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POR QUÉ PADECES 13 dispuesto por un Ser que te ama de verdad, Dios nues– tro Sefior, que se cuida de los hombres como un padte de sus hijos. No dudes de ello, porque si no se mueve la izo/a del árbol sin la volun:tad de Dios ¿cómo se va a "mover un capital? Si de dós pájaros que son llevados al mertadb para la venta, no cae uno al suelo sin licencia de/. Padre que est(i, en los ctetos ¿cómo va a caer. una fortuna, que tan ligada está con los intereses morales de su. poseedor? Esa ptoftihda humillación a que te entuentras son'l'e– ti do, esos apt.itbs eéonómicos que pasas en tinh'.i'n éO'tl seres amados, esas·lágtimas que derrámai, en la sote• dad, todo eso ha sido preparado, calculado, pesado y medido por Dios, con arreglo a un plan lleno de mii,e- 1'icotdia pata tu •alma. D~bes persuadirte, además, de que ta tribulación hos es conveniente, y a veces necesaria. El que no ha padecido ¿qué sabe? El espítitu, para consérva:rse bien, necesita cierta ~entidad de dolor, y por eso s·e lo envía Dios. La ;pro·speridad nos distrae y emp'équefiece, reba• jando todas nuestras ideas y sentimientos; y nos afiéi'O• na además a un mundo, donde las cosas nos suceden 1biétl. Cuando un hombre se encamina a la ciudad p·ata negociar en ella un asunto grave, es casi seguro que

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