BCCCAP00000000000000000000612

,POR QUÉ PADECES XVIII Soy anciano ya y está cerca mi fin 1' 3 Y sin dud1:1 sientes ahora, hermano mío, esa tristeza' singular que acompaña a un atardecer melancólico. Casi todas las despedidas son penosas. ,Aunque el mundo es valle de lágrimas, lo cierto es que nos aflige mucho el dar el último adiós al valle donde las hemos derramado; porque dejamos aquí se, res que nos son querijos, porque esto ha sido nuestro hogar doméstico durante .algunos afios, y en fin, por– que para despedirse, hay que morir. Y causa además una amargura extraña el tener que asistir, como asistimos, (cuando la duración de la vida es normal) a nuestra propia decadencia, y casi a nues– tra propia muerte. Sentir que se ·entorp.ece el oído, se enturbia la vis– ta, flaquean las piernas, tiemblan el pulso y la voz, se encorva el cuerpo, y que las bellezas del mundo; y sus colores y armonías se detienen ante nuestro organismo, sin poder pasar, como ante un muro obstruido por la hiedra y por las ruinas... todo esto .~s singularmente

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz