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POR QUE PADEGES 121' Además, el mismo Dios que nos pide paciencia en, la prueba, nos está dando admirable ejemplo de ella. El y nosotros estamos envueltos en la misma perse•· cución, y por algún tiempo en la misma aparente de– rrota. ¡Sublime y consoladora afirmación y además é.Xac,. tísimal Esos vencedores de un día persiguen a Dios coni más saña aún que a no.~otros; pues el odio que hacia no– sotros sienten y manifiestan no es más que la aversión a Dios, extendida a sus servidores. Ahora bien, Dios calla ante los agresores de su hon– ra divina. · Su actitud es hoy, la misma que en el Calvado. Incendian sus templos, profanan sus Imágenes, des– trozan sus Sagrarios, donde está como compendiado su amor al hombre, y El guarda silencio, tomando ~a acti– tud del vencido, y manifestando una humildad y una paciencia, que sólo caben en el que es Dios, y, por ser– lo, tiene toda la eternidad para hacer resplandecer su justida. ¿Quién no se resigna, hermano mío, a pertenecer a, ese ejército, con un Jefe como ése y con la seguridad de la victoria final? Alégrate. Somos los vencedores de mañana. Deja que los impíos triunfen, y que triunfen sobre ti, a costa de tus lágrimas y de tus dolores. Dios y nosotros somos hoy los aparentemente derro-

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