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9I - creción de esta libertad, porque tan reprensibles son los que anhelan andar siempre vestidos de nuevo como los que, con pretexto de humildad y de pobreza, lle– van hábitos sucios o excesivamente remendados de modo que provocan al desprecio (1). A 1nonestaci6n del Seráfico Padre. 127. Termina el segundo capítulo de nuestra Re– gla con la siguiente amonestación : ((A los cuales amo– nesto y exhorto que no desprecien ni juzguen a los hombres que vieren vestidos de vestiduras hlandas y de color y usar manjares y bebidas delicados ; mas cada uno juzgue y 1nenosprecie a sí niisrno.>> Esta amonestación de Nuestro Padre no tiene tan sólo aplicación cuando se trata de seglares y de reli– giosos de otras Ordenes religiosas, sino también den– tro de nuestra misma Orden : Seamos, sí, celosos de que en nuestra Provincia no se introduzcan ciertas in– novaciones; pero guardémonos de juzgar relajados a los religiosos de otras Provincias porque, en confor– midad con las costumbres de la región en qne moran, usan hábitos más finos o vistosos que los nuestros (2). RESUMEN 128. De todo lo dicho en este segundo capítulo ele la Regla, colígese que contiene cinco preceptos que obligan gravemente: 1. º, que de ninguna manera sea lícito a los frailes salir ele esta Religión ; 2. º, que los frailes tengan una túnica con capucho y otra sin ca– pucho, los que quisieren tenerla; 3.º que sólo los constreñidos por la necesidad pueden traer calzado ; 4.º que se vistan de viles vestiduras; 5.º (que contiene (1) Martín IV: "Cum generale". 6-Vl-1430. F02da est relí– gío quae ínnititur fa:dítcrti, "Speculum dísciplinae", parte r.", cap. XXV. (2) Bulsa,n,o, n. 135.
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