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varlo todo el año del noviciado lo mismo que los de– más novicios (1). 3- 0 Una vez hecha la profesión, queda completa– mente desligado de las obligaciones que con la pri– mitiva Orden le unían. Mas, si ¡_,or cualquier causa no profesare, debe volver a su antigua Orden, a menos que se hubiere terminado ya el tiempo de los votos, pues en tal caso es libre para volverse al mundo. 4.º Causas justas para el tránsito pueden presen– tarse por parte de la Orden qne se quiere dejar, si está tan relajada que es moralmente imposible conseguir en ella la perfección evangélica; pero no olvidemos lo que en el número 29 dijimos sobre el particular, o sea, que ninguna Orden que actualmente goza de la estimación de la Santa Sede y de los Ordinarios pue– de ser juzgada relajada. Por parte del religioso pttede ser causa para pasar a otra Orden el deseo. de mayor perfección ; la debili– dad corporal que casi le imposibilita para llevar las austeridades de la Orden; cierto decaimiento de áni– mo, máxime si se añade, además, cierta enemistad o prevenciones ele los Superiores contra él : Estas y otras parecidas razones pueden presentarse y ellas abo– nan el paso que de una religión se cla a otra (2). SALIDA LIBRE Y ESPONTANEA 95. Una vez terminado el tiempo de los votos, pue– de el religioso dejar libremente la religión, y ésta, a su vez, por justas causas puede exclnírle de la reno– vación de los votos (C. 6,17). Obraría, sin embargo, con suma imprudencia si en asunto de tal trascen– dencia en el que puede arriesgar nada menos que la salvación de su alma, procediera sin el consejo de per– sonas prudentes, especialmente de su confesor, y sin (1) S. C. de Religiosos, 14 de mayo de 1923. (2) Cfr. Bulsano, n. 106.

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