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- 32 - tir perplejidades y diferencia de opiniones sobre este particular, perplejidades que el mismo San Buenaven– tura res0lvió diciendo: «El voto de los Frailes Meno– res no les obliga a la observancia de todo el santo Evangelio, como tampoco les obliga a la observancia de toda la Regla, ya que en ésta, además de preceptos, hay exhortaciones y consejos; si, pues, el voto no les obliga a todas las cosas contenidas en la Regla, mucho menos les obliga a las que en ella no se especifi– cam> (1). Esta misma doctrina fué más tarde so~emnemente confirmada por los Sumos Pontífices Nicolás III y Clemente V en sus Constituciones Apostólicas ccExiit» y ccExivi» .(2). l 1 Cu.ál es el espíritu de nuestra Regla? 17. El espíritu de nuestra Regla franciscana es el mismo del santo Evangelio. ,Es, en primer lugar, es– píritu de absoluta pobreza, puesto que no solamente nos prohibe la propiedad de las cosas mundanas, sino que nos veda también hasta el uso del dinero o pecu– nia para que más, en todo nos parezcamos a Cristo, que dijo: ((Las zorrns tienen sus madrigueras; y las aves del cielo sus nidos: pero el Hijo del hombre no tiene en dónde reclinar la cabeza« (3). Los mayores anhelos, por tanto, del Fraile Menor han de consistir en el desprecio de las cosas terrenales para que, despegando el corazón de todas ellas y po– niendo al mundo por escabel, podamos abrazarnos con el desnudo Cristo cntcificado. r8. Es también el espíritu de nuestra Regla espí– ritu de humildad. En pobreza y humildad, dice el Papa Nicolás III (4), fundó San Francisco su Religión. ( I ) In c. I Regulae. (2) B. C, t. VI, págs. 58-84. (3) Matth., VIII; 20. (:4) B. C., VI, pág. 5 6,

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