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res suelen con frecuencia recordar por obligación a los religiosos los compromisos que con Dios contraje– ron (r). Es evidente, por tanto, que entre nosotros es casi imposible la ignorancia invencible de la Regla. Pero no es menos cierto que no a todos se nos c,xige igual conocimiento de ella, porque a los Coristas y Legos bástales saber las obligaciones comunes a todos y las peculiares suyas ; más los Superiores, los Maestros de novicios, los Lectores y los confesores han de tener un conocimiento exacto de toda la Regla, y deben sa– ber distinguir muy bien entre un simple consejo de mayor perfección y un verdadero ,Jncccplo para 110 formar coucÜ;ncias erróneas ni ser causa por su rigo– rismo de la nmltiplicación de pecados, ni por su la– xitud, de que se relaje la observancia regular. ARTICUl,,O 4.º DIVISlÓN O CONTENIDO DI1 I,A REGLA 13. Presupuestas las nociones generales que ante– ceden, pasemos a analizar las piwtes de qne consta la Regla minorítica. Conforme a las palabras de la misma Regla, a las declaraciones de los Romanos Pontífices y a las expo– siciones más autorizadas, la dividiremos: r.º, en nue– ve preceptos erninenlcs, formales o expresos; 2. 0 , en cuatro virlua;les, o que tienen fuerza de precepto; 3.º, en doce equipolcnles, o que equivalen a precep– tos; 4.º, en doce consejos para practicar el bien; 5.º, en cinco amonestaciones para }mir del mal; 6.º, en seis libertades, Algunos expositores enumeran 28 preceptos; ni ha _faltado quien los hace subir hasta 40. Ninguna necesi- (r) C. 509.-Constit., ns, 219 221.-0rden., n. 29.

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