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- 23 - principales g:uías ~n ~ px:~te exposición ele ~a Re– gla •. Seyáfica. H~os d~ hacer .tal.Jlpién, 1nención especi¡ll del Re– -veren_dísimo Padre Martín 4.e To:rrecilla, también reli– giosc). A~ esta nu,estra Px:ovincia, quien es ciei:tq que no eséi:ibió ningu,na exposición de la Regla ; perp bien pudiei;a formarse una pe#ectísi:m,a reuniendo la abun– d¡mtísin1a y sólicla ¡io,ctrina en :su.s múltiples obras sobre ei particular esparci!ia. ARTICULO 3.º Observancia de la Regla e impedimente>s de. za misma. 9. Es muy cierto que poden1os observar la Regla a Dios prometida, así co1no podemos observar el San– to ,Ev¡¡.ngelio cuyo espíritu en ella se refleja. ccConoz– co muy bien las fuerzas humanas--'leemos que dijo Jesucristo al Seráfico Padre-, y sé perfectamente hast¡¡. dónde pueden llegar y cuánta ayuda puedo y quiero Yo d¡¡.rles: Quiero, pues, que esta Regla sea observa– da a la letra, y sin glosall (I). Suelen pregu,ntarse lQS expositores de dónde preci– samente diml:lna 1a obligación grave que tenemos de obsei:var la Regla; pero en· la respuesta no están acor– des, ni mucho •menos. La opinión m,ás probable es la de aquellos que fundan esa übligación, no en el voto que emitimos al profesar, sino únicamente en la obe• diencia a los Sumos Pontífices, quienes declararon que tales preceptos de la Regla son obligatorios. No pare– ce ajeno a este modo de sentir San Bue11aventt:1ra, quien dice: ccToda la Regla de los Frailes Menores es un mandamiento Apostólico (2). (1) Wadingo: Anale6, 2 hasta 1223, (2) Prólogo a la "Exposición de la Regla", Cfr. Bulsana n. 12, no~a 1.ª