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358. De las citadas palabras dedúcese que nuestros religiosos, para ir a misionar entre infieles, han de tener : r. º, vocación o «inspiración divina)); 2 :', ido– neidad, y 3.º, licencia de los Ministros. r. 0 Tiene vocación para misionero el religioso que siente ardientes deseos de propagar entre los infieles la gloria de Dios : Carecen de vocación los que desean ir a las misiones por fines bastardos ; por ejemplo, para tener más libertad, adquirir más renombre, etc., etc. 2.º Es id6neo el religioso que tiene firmeza en la fe, virtud acrisolada y buena salud corporal (r), pues todas tres se necesitan para arrostrar y sufrir las pri– vaciones, inconvenientes y dificultades de todo género que forzosamente han de presentarse. También son idóneos aquellos religiosos que, sin sentir especiales deseos de ir a• las misiones, están, sin embargo, dis– puestos a lo que los Superiores ordenen ,(2). 3. 0 Requiérese, en tercer lugar, para ir a las mi– siones, la obediencia del Padre General, según la ac– tual legisl'ación eclesiástica, ya porque el religioso no puede sin obediencia andar de una parte para otra, ya también porque, tratándose de una empresa de tantas dificultades, nadie puede juzgarse idóneo porque na– die es buen juez en propia causa. ¿ Deben los superiores enviar a los id6neos? 359. No por precepto de la Reghi ni de nuestras Constituciones (3), sino por derecho natural, están obli– gados los Superiores a mandar a misiones a los religio– sos idóneos, porque gravemente obligados están a pro– mover 1a perfección de sus súbditos, y las misiones son~ a ho dudarlo, uno de los medios rriá:"i eficaces y más gratos a Días : Por la misma razón no pueden (I) San Buenaventura, cap; XII de- la Regla.--Statutum pro Missionibus, n. 5 I. (2) Statutum pt<o M.", n. 53. (3) Constit. n. 240'.

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