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CAPÍTULO VIII CJJ~ ]a.., eleccióru del '"Ministro general a~ esta.., fraternidad y del Capítulo a~ .Pentecostés 26r. Ninguna sociedad humana puede conservarse por mucho tiempo ni llegar a la consecución de su fin sin una autoridad que armonice y encauce las di– versas tendencias de los miembros de esa sociedad. Además de lo preceptuado en la Regla, es preciso ob– servar las leyes o mandatos emanados de la Santa Sede y que se encuentran como sintetizados en nues– tras Constituciones, a las cuales ya desde el principio me remito, contentándome con añadir algunas cosas de algún interés general o particular. En cuatro artículos vamos a concretar todo lo refe– rente a este capítulo VIII de nuestra Regla : 1. º Ré– gimen de nuestra Orden. 2.º Obligación de celebrar los Capítulos. 3.º Modo de celebrarlos. 4.º Obligacio– nes de los vocales. ARTICULO r.º RÉGIMEN DE NUES'fRA ORDEN r.º Forma de nuestro régimen. 2.º Autoridad y obligaciones de los Superiores mayores. 3.º De los De– finidores. 4.º Superiores locales. 5.º Vicarios y Discre– tos conventuales.
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