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R.azól'\.. de, estas páginas JI ace tiem.po que, a. solas con mi conciencia, ve– nía lamentándome (le la falta de 1uia Exposición de nuestra Regla debidamente compendiada y su,– ficientement,e completa,, en donde la juventnd es– tudiosa pudiera b-eber el agua pu,rísima de la ver– dad, no contam·inada por las ·impurezas de 1,1,n la– xismo vituperable ni tampoco por lo8 gérmene8 de un necio rigorismo, cuyos efectos tarde o nunca desaparecen del alma. Y preC'isamente) cuando, embebida,s las facultades del espíritu en otros r¡_tte– haceres de la vida, menos me acordaba de lo que antes parecía en mí una e8pecie de ob8e8i6n) algu– nos religiosos de nuestra provincia ae Castilla, cuyo nombre honran en el emtranjero) cual si a través del espacio hubieran leído mi8 antiguos pensamientos) propónenme lo mismo que yo tantas veces había revuelto en mi int·eligencia) y me indi– can que yo mismo ponga manps w la obra (cosa a que jamás me hubiera atrevido), y hasta mo indi– can la senda o atajo por donile más fácil y desem– barazadamente pudiera caniinar. A.quí t-ienes, lec– tor amable) cómo meroed a la bondad de esto8 reli.– giosos, a sus ánimos y ent•u,siaismos) te presento hoy convertido en realidad lo qne hace '11,nos me.– ses no era más que un ensneño o 11,na esperanza. ¿Cuál es, por tanto, el fin que me propongo? Indicado qiteda ya en lo que antecede : Presen– tar en compendio lo mucho y muy bueno qu,e so– bre la Regla seráfica se ha e8c·rito, aeomodándo-