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- 147 - sas cuyo uso es preciso compaginar con la altísima po– breza que hemos prometido. El uso de las cosas puede ser estrecho y moderado : Viven en, estrechez aquellos cuyo alimento, por ejemplo, se reduce casi únicamen– te a pan y legumbres, puesto que apenas tienen lo ne– cesario para vivir ; el uso moderado carece de las co– modidades de los ricos, sin sentir tampoco las incomo– didades y privaciones de los muy pobres: Es un tér– mino medio entre la abundancia y la penuria. ¿ En qu.é nos obliga el uso estrecho? 219. Sólo estamos obligados al uso estrecho en las cosas taxativamente señaladas en la Regla, o sea, en lo referente al vestido, al andar descalzos, al no cabal– gar y al no recibir dineros o pecunia (r); en todo lo demás se nos permite el uso moderado. No es fácil se– ñalar en qué consista este uso moderado, porque, cla– ro está, que no se permite lo mismo a los sanos que a los enfermos, ni en los días ordinarios lo mismo que en las solemnidades, etc., etc. Además, hay regiones en las que son comunes, aun a los pobres, ciertos man– jares de que en otras regiones sólo pueden servirse los ricos: Las ch'.cunstancias, por tanto, determinarán cuándo el uso es moderado y cuándo no (2). Pobreza en los conventos. 220. En la construcción de los conventos hase de procurar una sabia distribución de todas las depen– dencias, sin exceder del uso moderado y ateniéndonos más a las reglas de la pobreza que a las del arte, por– que, si faltan éstas, tal vez disgustemos a los hom– bres ; pero si faltan las de la pobreza, ciertamente dis– gustamos a Dios (3). (r) Const. Exivi. (2) Kazemb.-I glesias, pág. r 6 7 .-Bulsano, n. 3 ro, .2.° (3) Exiví.-Constit. n. 1 06 .~Cfr. Bononia y Víat. de Cocáleo, en el cap. VI de sus "Exposiciones".

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