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sacerdote. Posponen lo principal a lo accesorio, y son falsos celantes de la observancia, los que descuidan, por ejemplo, el confesonario por asistir al rezo coral del Oficio divino : Mús reprensibles son aún los que, a causa de necios prejuicios que se han formado, creen dignos de reprensión y de castigo a los sacerdotes di– ligentes en el ministerio sacerdotal, y, en cambio, juzgan ejemp~arísimos a los que frecuentan el coro y cumplen todr,5 las austeridades <le la Orden, aunque, por otra parte, sean tibios y remisos en los ministerios apostólicos; conviene ser observantes de toda la legis– lación, pero sin descuidar el apostolado (r). 7.º-~Conmulaci6n del Oficio divino. u¡4. Cuando estemos enfermos, aunque no sea de gravedad, podemos rezar, en lugar del Oficio divino, un Padre nuestro y siele Avemarías, o alguna otra c:osa señalada por el confesor ; pero si la enfermedad fuere grave, a juicio del médico, ni siquiera estamos obl'iga– clos a rezar esto, sino que nos basta la buena inten– ción (2). Siempre que intervenga una causa razonable, pode– mos, sin necesidad de contar con los Superiores o con el confesor, rezar el Oficio de los Hermanos I,egos, en lugar del oficio del breviario (3). 8.º-0ficio de los hermanos legos. TEXTO : ((Mas los legos digan veinticuatro veces el Pater Noster por Ma.ilines ; por Laudes, ci•ico; por Prima, Tercia, Sexta y Nona, por cada una de estas liaras, siete ; por Vís– jJeras, doce; jJor completas, siete; y oren Por los difuntos.>> ( r) Cfr. Bu!sano, l. c. 3.º y 4.º (2) Surnan'wn índulgen1tiancm, aprobado en 1841, n. 44. (3) B R., III, 1, 335.--Cfr. Píato, I. pág. 339 y sig.

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