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grando en la segunda mitad del siglo pasado en el pais vasco-frances, merced sobre todo a los trabajos del prin– cipe Bonaparte y de sus colaboradores. A diferencia de la ortografia antigua, que se regia por reglas del castellano o del frances, la actual se gobierna por normas propias y trata de dar a cada fonema su sig– no particular y caracteristico. Ya esto constituye, ademas de u11 progreso : notabilisimo, una aproximaci6n entre ambos sistemas ortograficos en uso, cuyas divergencias, por lo demas, no son tan grandes como muchos. creen. La 'tabla adjunta muestra en tres columnas los signos decretados por la Academia de la Lengua Vasca (Ac.) y los de los dialectos vasco-espafioles (V.~E.) y vasco- . franceses (V.-F.). La misma Academia sugiere en su cfecreto la necesidad de sobreponer alguna sen.al a las vocales que hubieren de pronunciarse nasalmente en algun dialecto. Con esto ei numero de signos asciende a 37. Mas nada dice la docta corporaci6n acerca de las consonantes aspiradas, de uso frecuente en la regi6n vasco-francesa: ph, kh, th, rh, lh, gh, nh, que hacen subir a 44 el numero de signos, todos ellos necesarios en el dialecto suletino, el mas rico en fonemas 6 • Los de– mas dialectos vasco-franceses no nasalizan las vocales, ni emplean la v:ocal ii. Finalmen.te, los dialectos vasco-espa– fioles carecen de vocales nasales, de consonantes nasales, de la vocal ii y de la h aspirada. 6 "L'alphabet latin nous est grandement insuffisant. A .mon sens, pour ecrire le basquc du Labourd seion une theorie scientiphique, il ne faut moins de 50 caracti!res; encore que plusieurs .porteront des signes, etablissanf des distinctions." (Carta de J. Duvo1s1N a M. PhiUips, con– sejero aulico de Viena, fechada ei 15 de abril de 1870. "RIEV", 1929, p. 176.).
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