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obstinada de los Cantabros a !as armas de Roma, se halla en la Cr6nica de Ibarguen 1 , colecci6n de manuscritos que form6 Juan I.fiiguez de Ibarguen, escribano real y publico de la Me– rindad de Zornoza, que en 1590 recibi6 el encargo de visitar !os archivos de Simancas y de Vizcaya. Tuvo noticia de dicho canto G. de HuMBOLDT en su viaje por el Pafa Vasco (1801) y se llev6 una copia 2 , que edit6 y coment6 en sus Correcciones y Adiciones a la primera secci6n del segundo volumen del Mitrfdates sobre la lengua cantabrica o Yasca, Berlin, 1817. Quien desee conocer lo referente a tan debatido asunto, lea La Cr6nica lgargi1en-Cachopfn y el Canto de Lelo de J. DE URQUIJO, "RIEV", 1922 y 1924, donde hallara las investiga– ciones propias del ilustre euskarologo y las opiniones ele sus predecesores. El Canto de Altabiscar, Oihu bat aditua izan da, relato p.oe – tico de la celebre batalla de Roncesvalles, fue forjado en fran– ces a mediados del siglo pasado por Garay de Monglave, el cual lo hizo traducir al vasco por Luis Duhalde, de Ezpeleta, primo del capitan J. Duvoisin. Vease el citado estudio de J. DE URQUIJO ("RIEV", 1924, p. 523 ss.) y Divagations sur le chant de l' Altabiscar et son auteur, d.e M. ETcHEVERRY (en "Gure Herria", 1935, p. 367). 1 Se conserva hoy, fntegra o pardalmerite, en la Diputaci6n de Vizcaya. 2 Se la pl'opordon6 J. A, Moguel.

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