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- 94_, ~~~~:.s.-~:.s.-~:.s.-~~~~:J fermos católicos; de los cuales unos eran su celo con franceses, otros holandeses, y otros in- 10~ enfermos. gleses é irlandeses. · No pudo ya sufrir el común enemigo tanta batería como este santo P. le naba con su fervor y celo, porque lo que para los católic(:)s era de sumo consuelo, para los herejes era de intolerable desazón y rabia; y en tanto grado, que no pudien– do ya algunos de ellos sufrir tanta soli– citud y celo, se juntaron en parlamento, . . para decretar que le cortasen luego la cabeza, que es la pena establecida entre ello~ para aquel que ellos llaman delito contra la religión. Esforzaron mucho es– ta resolucion algunos de los más celan– tes de su maldita secta; pero prevaleció T.-atan de ma·el voto de otros, que se les opusieron, tai-10. y con eso cesó la acusación por enton– ces, y pudo proseguir en su apostólico ejercicio y ganar algunas almas· de in– fieles para Dios. No empero cesó del to– do la persecución, porque privadamente le hicieron varias molestias, ultrajándo- 1e de obra y de palabras, tirándole mu-. chas piedras y procurando darle muer– te, con lo cual podemos decir que nues– tro P. Jerónimo padeció un prolongado martirio, pues hay varios géneros de , martirios, según enseña San Gregorio el Magno, y este santo padre vivió mártir, y lleno de_ contínuos recelos y trabajos desde que salió de Sierra Leona hasta que entró en Eepaña, andando siempre Lo que pade- cercado de enemigos declarados de la ció allí. religión católica y perseguido de ellos.

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