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- 84- durante la tempestad, se dirijierou á una Llegan a Ca- población habitada por unas nuevecien– bo-verd0 tas personas; y, aunque todos eran cató– licos romanos, sin embargo, de hecho no podían llamarse ni cristianos, pues'to que ignoraban casi todas las cosas necesarias para canseguir la salvación; No tenían los infelices párroco ni sacerdote que los instruyese, pues ninguno morabá en la isla por la suma pobreza de sus habitan– tes, y solamente algnnas veces al afio el Obispo de Cabo-Verde enviaba un sacer– dote que les administrase los Sacramen– tos de la iglesia, el cual sólo permanecía entre ellos unos seis ú ocho días. Viendo, pues, nuestros padres misio– neros la aflicción de aquellas almas, pa– ra atender al consuelo de las mismas, ejercieron entre ellos el oficio de pastores solícitos de su bien; por cuya causa, .par– tiendo de nuevo la embarcación de aquel puerto, los capuchinos determina– ron permanecer alli; y de hecho estuvie– ron por el largo espacio de trece meses. Las cosas que acaecieron durante este tiempo, sería muy largo referir, porque aquellas gen'tes nunca, en el extremo peligro de la vida habían recibido auxi– lios espirituales, ni. les fueron adminis– trados los sacramentos de la eucaristía por Viático, ni la extremannción; ni ja– m:\s oyeron las exhortaciones piadosas que se le suelen decir á los moribundos; " a t· ni jamás vieron la aspersión del agua ~e e 1enen b d" b" . b f allí. en ita; antes 1011, ignora an que uese, el agua bendita, y consiguientemente

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