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- 56 - para pedirle sus soberanas asistencias, á sus viajes. fin de ejercer su ministerio según debía en bien de las almas de sus prójimos y aprovechamiento de la suya propia. Embarcóse finalmente, i llegó al Puerto de A le, como arriba dijimos; y por l_os. motivos que ftllí expresamos nueve de sus compañeros se partieron para Cartagena de Indias, quedándose en Guinea el M. R. P. Fr. Serafín de León y el P. Fr. Antonio por enfermos. Tomaron esta resolución los dos, ade más}e su,e_nformedad, porque se halla– ron 1ntensrn1mamente penetrados de do– lor, al considerar que dejaban aquellas pobres almas en las garras del infernal dragón, por estar sepultadas en las som· bras del gentilismo; y así obtenida la licencia del M. R. P. Vice-Prefecto, permanecieron allí para continuar su misión, quedando con el encargo de dar aviso á la provincia y á la Sacra Con gregación, par_a que les enviasen nue– vos operarios. (Id. 103.) Luego quo los dos PP. quedaron so los, trabajaron por desterrar la maldit1:1 secta dé Mahoma, que era la que más comúnmente allí observaban, aunque con mucha ignorancia de ella, por ser aquellos naturales en general ignorantí– simos; y así uo podía decirse que profe– saban alguna ley, pues todas las ignora– ban. También empezaron á correr tierra Sus tra,ba,ios Aden~ro, llegando hasta Sie~ra, Leona, apostólicos. predicando el santo Evangelio a los na– turales, catequizándolos é instruyéndo-

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