BCCCAP00000000000000000000609

- 32 - estaban embarcados en él. Sacólos á 'I'rnh,ijos qnetierra, el P. Gaspar y los puso á los cin– pasaron. co en una pobre casilla de paja, sirvién– doles á todos en medio de sus trabajos de singular consuelo espiritual, el verse en tan (-,Strecho albergmi, t;m desacomo · dado, en tierra extrafia y tan faltos de las cosas necesarias para su alivio. Por esta causa cesaron los ejercfoios de las conversiones y predicaciones en las tres partes donde residían repartidos los misioneros, que hasta .entonces tra– bajaron con increíble fervor. Bautizaron :-i muchos por aquellos puertos, y á todos los instruyeron en la fe y buenas cos· tumbres,pues cada uno enseñaba diada-. mente tres veces la doctrina cristiana, rodeados siempre de negros grandes y pequeños, que acudían con mucho afec– to y puntualidad á oirla. Los gentiles mostraban docilidad, y con ingenuidad confesaban la eJ\_celencia de nuestra san– ta .fE,; y las ventajas que hace á los ritos bárbaros del Alcorán. Alegrábanse mu– cho de verá los religiosos y de tratarlos tanto que se iban tras de ellos con gran gustoj venerándolos mucho, por ser (co mo ellos le llamabt1n) los sacerdotes de Dios y predicadores de su santa ley. Los Padres que se quedaron en el puerto de Alé y en su comarca, también enfermaron, aunque no con tanto rigor como los otros. Escribieronle ni P. Vfoe- Progresos de prefecto, dándole noticia de 'sus progre– la misión. sos, y de como los Padres Serafín de León y, Diego de Guadalcanal,. habían

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz