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- 26 - se hallaban allí dos Canónigos de su Oa– Pei·sécución tedral, el uno con caracter de Visitador que padeció de ttquel partido, y el otro con el de Vi– cario General de Cacheo. · Detuviéronse allí dichos Padres algu– nos días para mo,strar sus despachos á los dos Cauónigos; y éstos después de va: rios sucesos movieron contra ellos una terrible borrasca de contradicciones y ma– los tratamientos, siendo la causa única de todo, v,er que los Padres eran españo– les y que habían sido. conducidos á ex– pensas de la caridad del Rey Católico; sin reparar que eran enviados por la Sa– grada Congregación y Sumo Pontífice. Por último, el Vicario General, atrope– llando. por todo, atribuyó la ida de di– chos Padres á Guinea, no al fin santísi– mo á que fueron. sino á otro vanísimo que él quiso imaginar, suponiendo que eran emisarios del rey de España y sol– dados de profesión que iban disfrazados de misioneros para sublevar aquellas gentes, y prevenir las ánimos, en el ín– terin que llegaba la Armada española á conquistar aquella tierra. Con este pretexto, mandó prender al Prefecto y á sus compañeros, y los tuvo en la cárcel, fabricando. autos, y más autos contra ellos, hasta que por fin los remitió cargados do cadenas á Lisboa, donde sin duda los hubieran ahorcado, sino lo hubiese impedido con sumo em- I<'né pl'eso á ~eñ? el emba~a?or de Franci~ 9ue los Lisboa. hbro de las pr1s10nes y los rem1t1ó á Es– paña. Y así el P. Prefecto de la misión

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