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en reducirlos, catequizarlos y ministrar– :su elogio fu- le el Bautismo, ·10 que ejecutó con mu- nebre. chos, estos ingratos sin conocer el bien que tes deseaba, -te dieron un mortífero veneno, á cuya violenta actividad estu– vo algunos meses p11deciendo atrocísi– mos dolores que lo atormentaron con un cruelísimo martirio, el cual toleró con invicta fortaleza. Desde que conoció la Cl}USa de su pa– decer, no cesó de predicarles á los agre– sores, manifestándole la gravedad del delito que habían cometido, para que, conociendo su género, se arrepintiesen de su culpa y pidiesen á Dios perdón de ella, y que les perdonase. -Llegóse á agravar, y repitiendo muchas veces las palabras de Nuestro Soberano Maestro: Padre, perdónalos, que :no saben lo que han hecho, entregó su espíritu al Cria– dor, dejando grau fama de santidad. V. ¡-t._º franeiseo d~ t oeuyo Bien merece un lugar entre estos Ve– nerables PP. el hermano dona-do Fran– cisco de Tocuyo, de santa memoria. Este fué hijo de un iiustre español goberna– dor de de aquellas tierras, más noble por la sangre que por la virtud, llamado Don Pedro de Betancur, que lo tuvo de una india. Bautizado por los PP. é instruido y ensefiado por los mismos, aprovechó :su origen. tanto con su doctrina y ejemplos, que renunció al mundo y sus vanidades, pre-