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- .267 - . ~-S.--S:-.:S:-&:--S--S:&:--5\.:S:,-S:-,:S:.&:,~ durante algunos a,í'íos la salvación ·de. muchas almas entregadas á la, idola• Sus,tra~ajoi,;. . tría . . 1 , • en: ellas. La guerva, empefíad~ entre él y el in– fierno debió ser JXiuy !'lura y e 'ncarni.za – da,, porque .el, demonio, ~vivó su natural crueldad en algunos indios, que Mª eran neófitos ó. aparentaban serió; los cuales, suministraron un día cierta befuida, in• ficionada e.un un . veneno¡., euya acci'ón mor'tal lenta y oolorof'a le a.tcitmentó ho: rriblemente .las entrañas por bastante tiempo antes de llega'r la: muerte. Dios permitió es'ta düra .aflicción á su fiel siervo para dar después mayores pre– mios á sús servicios, y cono.eiendo el venerable Padre la causa de si:ls dolen- cia" perdonó rile corazón á sus bárbarosEs envene- "' · · nadJ· enemigos, los excusó d~ su· falta de in- ·· hull).anidad, y l~s predicó ~on mayores bríos y fervoroflOS intentos,. hasta que vió llegar el instante supremo, que fué en el afio. 1694, estando· en San Antonio de Araure. · La crónica del convento de. Cádiz con– signa la muerte de este varón venera ble con estas palabras: Llegó también á este convento eri este mismo afio la noticia de· que el venera.ble· Padre Fr.. 1 Juan de Utrera, predicador y misionero apostó• · lico, que á impulsos de!amor de Dios y del prójimo había pasa'do con las debi– das ~ic~:ncias á trabajar en la reducción de los mfieles de lo$ llanos de Caracas,s t había fallecido dichosamente. Pues, ha- u ¡¡anm~er;;e. . biéndose empleado con infatigable celo,