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' i 265 - ~S:-S.:- &:-S.-®é.•S.<é.:S.--S:-$:,.:.S:-ü. decir que era un apóstata: y en éste -concepto le tuvieron-muchos, hasta qué, divulgada por los nuestros su santa · muerte, 'el P. Martín de Torrecilla, que ~ra entonces Provincial de Castilla, man– dó hacer información jurídica sbbre el traslado de dicho P. de Castilla a la Bé– tica y pidió al Provincial de Andalucía la facultad, en virtud de la cual había sido agregado á ésta Provincia el P. ·Mi– guel; y vistq que fué la facultad apostó– lica ya dicha, creció su fama de santi– dad y admiraro.n su silencio y grandes virtudes los mismos que más habían du– dl'!:do de ellas. V. . ?. juan d~ Utrera Este misionero insigne fué natural de Utrera, donde nació por .los .años de 1654; Sus padres, que fueron muy cris– tianos y muy piadosos, educáronle cui– dadosamente en las sublimes máximai, de nuestra santa religión, las que como fructífera semilla plantada en terreno ·bien pre,parado, movieron el buen ·natu- ral y el rendido corazón del hijo á produ– cir hermosos frutos de buenas obras pues, siendo así que los padres de rnies– tro Venerable sólo tuv,ieron el fin de ha– cerle. un buen hijo, un buen cristiano y miembro sano dela Iglesia, recibieron de su propia boca la noticia de querer consa- S'il fanhi. d:é. santidad. · .. grarse más íntimamente á Dios, ingre- . . . d . ¡· 'ó . Su niñez y JU• san o en nuestra seráfica re 1g1 n capu- veutud. china. e