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_:_ 264: - cr,~--~~~&.-S.-~&.-s.--~&.~'-.!l tuvier_on mediante la promesa formal Selosllen .á.de c0nvertirse á la fé de Cristo, y per– Duaca. severar en ella _hasta la muerte, bajo la dirección del misionero a qúien debían · la vida. Oúando los tuvo en el pueblo, comen~ zó el Padre á enseñarles las ver<;Iades de la fé, y un día que le_s ponderó mucho la gravedad de los pecados y crímenes que habían cometido con sus venenos, la mujer instigada del demonio se llenó de ira y propuso tomar venganza del ~- envenenándolo. Preparó para ello un veneno lento, peto eficaz, que propinó al P. echándolo en el alimento que to- Lo envenenanmaba, huyendo luego el ingrato matri- . monio á los montes. Poco después de notar la desaparición de aquellas fieras humanas, comenzó el P. Miguel á sentir en el corazón tan terribles dolores, que pñrecía ss lo traspasaban cori agujas, impidiéndole la respiración y causándo– le un ahogo ó asfixia insoportable. Tres años le duró este recio y prolongado martirio, que él sufrió con paciencia in– victa y serenidad de un santo, hai!!ta que á violencia de la disnea, falleció en Duaca el año de 1684, volando su alma al cielo á recibir e1 premio de sus traba– jos. Si largo fué el martirio que padeció és– te venerable P. en su cuerpo, no lo fué menos el que sufrió en su alma y en su 8 t honor, porque ignoraban la facultad u ªª~!erte. apostólica con que había pasado á esta Provincia y á sus misiones, y dieron en