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- 253 - nes duraba este alivio hasta llegar á los parajes, que de ordinario habitan loElse mant,eníru,, Indios· y como quiera que á dichos, si. de raíces mu- . ' . l ' b . chas veces, t10s no se puede l egar á ca allo, m en canoas, dejando estas en el Real, que se planta con algunos soldados en guarda, y custodia de ellas, y de los víveres, municiones, y demás pertrechos que lle: vamos, cargando de estos, lo que puede llevar cada soldado consigo, (que cuan- do más, puede llevar .bastimento para cuatro días) comenzamo.s á pié nuestras correrías, que suele durar cada una quince oías, manteniéndose, después que se acaban los. bastimentos que Cf¡da uno lleva, de las raices y frutas .silves- tres, como los indios bárbarofl. Pasemos ahora á los trabajos, y an- gustias que cuesta el r1isponer una de estas jornadas, ó expediciones que no son menores; pues, como si no'3otros fuéramos los interesados en lo temporal, y como si fuéramos á una gran diver- sión, delicias ó rec1;eos, nos cuesta el gra• tificar á los tenientes, ó alcaldes .de las villas, ó ciudades inmediatas, para que ya que no nos ayuden, no nos embara- cen á los menos esta santa obra. Tres ó cuatro meses antes de salí~ á la jornada, es necesario o~mparse dos religiosos en las prbvenciones, que se han de llevar á la expedición, recl.utando la gente que se juzga necesaria para escoltar á los misioneros, y para traer los indios, que O t . d . '. on rar1e a- se reducen; para lo cual es nec¡:isanO,des que sufrían, que salgan á buscarlos á las ciudades,

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