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-- 238 - tre los espafíoles de las ciudades ó vi- -sus resultadosllas inmediatas, los que voluntariamente quisiesen acompafíar y escoltar al mi– sionero que salfa á la reduci6n de los indios, renunciando el derecho de lle– varse algunos de los que se (;ogiesen; y cuando faltasen soldados para estas ex– pediciones, que se solicitasen pagados, dándoles su estipendio ó jornal de las limosnas, que para este efecto se junta– sen; y que de ellas mismas saliesen los costos, que se habían de hacer. (que son muchos) p:sra los víveres, municiones, pertrechos, &; y que los indios que se sacasen, se colocasen én los pueblos de sus respectivas naciones, ó se fundasen otros de nuevo, según las circunstancias, que por entonces Concurriesen: y que para la manutención, vestuario y herra– mientas, de que se habían de surtir es– tos recien convertidos, avudasen los pueblos de todas las Mision.ee. De esta suerte unas veces escoltados y otras sólos, nuestros misioneros estu– vieron siempre en constante con:rnnica– ción con los indios, predicándoles el evangelio é instruyéndolos y civilizán• .., f dolos, y formando con ellos numerosos ~ ueron avo- . rables. pueblos,como se rhrá más largamente en el capítulo que sigue.