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- 20i de Pentecostés, día en que los vaqueros del hatc:i <le D. J_uan de Solórzano y 1, 0 do¡n,n en otros que había más distantes a0udieron. el monte. \ ¡ al pueb\o de la misión á oir Misa como acoe:tumbraban; pero, entrando en el pueblo, lo halláron despoblado, profana- da la Igles_ia, y con claros indicios de que habían muerto al Padre: después hallaron tre_s indios peq uefíos_ huérfa- nos, que se habían quedad.o escondidos, y <le ellos supieron individualmente to- do lo que había pasado. La gente empe- zó COD prontitud y diligencia á buscar el cadáver para darle sepultura, pero habieodo gastado en esto algunas horas, no pudieron h,allarlo. Advirtieron en medio de aquella confusión, que un ani- ¡naréjo llamado, cbiguire, andaba dili- gente entran.do y saliendo en la Iglesia,· · y que se eucan;iinaba al monte:· movidos de curiobidad _lo siguieron, ,y en medio de aquellas espesurns hallaron el cuerpo deE\pedazado con los·golpes del machete, .. pero la sangre, tan·.fresca y tan reciente, corno si hubiera acabado de expirnr. : Co11tenta la gente con tatl precioso hallazgd, lo . bajaron al río, y püer;;to en una canoalo 11<:lvaron río arriba, ~l pue– blo qtie doctL'inaba el P. Fr. Pedro de, Berjt1, quieu lo lloró, le h.izo houras fú ne,}wes y le dió s.epultura. Después se. , supo que aquel i:biguire lo había criado en su casa el siervo de Dios como á un perrito, y quiso _su Maje~tad servirse. de Fué h~_llarlo él para descubrir el .cada:ver de su sier- milagrosa , vo, y para dar á entender que suele, ha- mente.

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