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- 192 - ~:.S:-:.S:-:.S:-:.S:-.:S:-~.:S:-@.@.@~.:S:-:J sieron al cuidado del cura de Mayque- sus causas tia, pueblo de indios situado á media le– gua del puerto de la Guaira, en la mis-• ma. costa del mar, agregándolos á los que tenía el dicho cura á su cargo en este pueblo; y se le encomendó por di– cho Sr. Gobernador al P. Fr. Salvador que, saliendo cada día por la ciudad acompafiado de dos Sres. Capitulares y Regidore's solicitase de los vecinos algu– na limosn·a para maµtener á dichos in– dios siquiera por seis meses; y habiendo practicado esta diligencia y juntando entre los vecinos más de mil quinien– tos pesos, que se depositaron por el Go· bernador en un vecino llamado Juan Orisóstorno de Saavedra; á los tres ó cuatro meses, consumida ya la limosna en vestuario, víveres y herramientas, no teniendo con que mantenerse, se fueron, y penetrando por unas serra– nías inaccesibles, se volvieron á sus tie– rras y gentilismo. Pues si en una ciu– dad como Caracas, cabeza de la provin– cia, donde asisten los sefiores Obispos y Gobernadores, donde hay abundancia de bastimentos y caudales crecidos, se hallan tan embarazados para mantener ciento veinte indios, considérense los afanes, trabajos, cuidados, é industrias, que costarán á los misioneros mantener, no seis mese¡;,, sino todo el afio, los in– dios que anualmente se sacan de las ProvidGncia jornadas sin haber para ellos fondo deDios. d l '. . . 6 ! á ' cau a , m as1gnac1 n a guna, m s que la providencia divina y la industria y

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