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- 112 - lo -.-s:--s:--s:---s.-.:.s:.:s:-.:s:-~~.:.S:.:S:-:S.-:.J hibido con gravísimas penas el que fue– Lfoencia del se alguno, bajo cualquier pretesto, á la Gobernador, provincia de Draba ó á la de Dariel; no obstante concurrió también con su Ilus- trísimn á dar cumplimiento á los deseos de los dichos padres, y no sólo <lió su licencia para que hiciesen la navegación, sino que se ofreció á administrarles cuanto necesitaban. Con esta noticia un gran devoto de los dichos padre~, llama– do Diego de Ochoa, se ofreció á llevarlos en su embarcación, por lo que llenQs de espiritual consuelo llegaron los dos es• forzados campeones á la presencia de su caudillo, el 1\1. R. P. Prefecto, á darles noticia de su jornada, pidiéndole la ben– dición, y despidiéndose con ternura mu– cha de todos los misioneros, les encarga– ron que los tuviesen presentes en sus oraciones, pues mediante los divinos auxilios esperaban ver cumplidos en breve los deseos de todos. Preparado lo necesario para el viaje, Ell día 14 de Sep– tiembre del mismo afio 1647, salieron de su casa los capuchinos todos juntos, acompanando á los dos felices padres hasta el embarcadero, donde tomando estos el esquife que les estaba prevenido, se aleiaron radiantes de júbilo, mientras quedaban los otros misioneros envidian– do con emulación santa su fortuna; pero confiados en que también la lograrían, cuando el Padre de las misericordias lo Se embarcan tuviese por bien, dándoles salud per- las PP. feota. Había á la sazón muchos piratas en