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gafió su. E;)Speranza, pue~ verdaderamen- te luego que fueron fortaleciéndose los Frutos q l1 e religiosos y se apHcaron á la predicación sacan. y confesonario, se ·transformó aquel pueblo en un jardín ameno de virtudes. (Id. 58). . Trabajaron los padres con tánto. celo .todo el tiempo que allí moraron, y fué tan considerable el fruto que hicieron .en la ciudad, que todos los i;iudadanos se daban mil parabienes, viendo la mi• sericordia que Dios· había usado, envián– doles obreros tan celosos de su mayor honra y gloria y del bien de las almas; que con doctrina y ejemplo los' inst1.:uía en el amor y temor santo de Dios. Acu– día la gente con sumo gusto á. las pláti– cas, sermones y ejercicios santos qne allí .se hacían cuotidianan:iente; y por este medio, y la fn,cuencia de los santos sa– cramentos, se reconoció una gran refor– mación de costumbres,. y tal, que mu– chas personas se (ledicaron á caminar á la perfección cristiana, dándbse muy de· veras á la oración mental, poco ó nada oonocida entonces por allá, y á la mor– tificación y negación de sí mismos. Eran tan frecuentes las confesiones y comu– niones, que apenas se veía la Iglesia sin gente, desde que amanecía hasta que anochecía. Este celo se extendía no sólo á lo dicho, sino también á componer va• rias discordias, y muy particularmente á ayudar á bien morir á cuantos avis!;\· Frecu.encia de b á · l . h .,, St;tcramentos. an, cua qmer ora que .12uere. , . Así trabajaban aquellos activos obre-

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