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104 - ción que con este pretexto les hacían los Los detiene elholand"eses; esto mismo habían de hallar Obispo. también en el Río de las Amazonas, ó del Marafión, que eran también C;onquistas, y colonias del reino del Portugal; por.lo que era fatigarse en vauo emprender una navegación tan peligrosa como djJa. tada, y sin llevar espf\ranza alguna de coger el menor fruto, antes bien, se ha– bía experimentado lo contrario. Razones fueron estas que convencie– ron á los misioneros; pero los puso en mayor confusión el verse en. tierras tan remotas, de donde estaban tan distantes los recursos, y sin tener destino alguno por la Sagrada Congregación, que era quien los destinaba; y aEí,impelidos de la necesidad, determinaron hacer nueva consulta á la Sagrada Congregación, lo que el Sefior Obispo ofreció ejeC;utaría también, y el Señor Gobernador prome– tió ha9er lo propio con el Rey de Espa– ña. Divulgóse por Cartagena que ya los Padres Capuchinos se quedaban aili; y fué noticia tan plausible para aquellos vecinos, que unos á otros se daban la en· horabuena, como si con la permanen– cia de nuestros religiosos hubiese á cada_ uno llegado el colmo de las mayores fe– licidades. Más que todos se alegró el Se– flor Obispo, pues ya las experiencias le manifestaban el copio~o fruto espiritual, que habían logrado en solo aquella ciu- T b . dad el corto tiempo que en ella trabaja- ra a.Jan en , la ciudad. _ ron; por lo que se las prometia en lo fu- turo mucho más abundantes. No lo en-

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