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.:-.- 93 '- G"'(':. .:S.-.:S.-.:S:-.:.S.~&.é@@ (5:-@.'5:'~ desconfianza; pues su nombre no era á la sazón de los que con más fama se repe• tían en las escuelas de Sevilla. Pinta ~ara e 1 'd l b . . t' S. Francisco. onc m o e tra ªJº en poco lempo y expuesto al público, 80 convirtió el temor en gozo y admiraciótl. Murillo sorpren- día á sus conciudadanos con los adelan- tos que anunciaban aquellas pinturas, en las q1:1e campeaba el estudio del natural, y est~ sola prueba bastó para acreditarlo. Desde aquel día, su nombre se sobre.puso al de los Pachecos, Herreras, valdeses y Zurbaran\:)s, únicos que por aquel enton- ces gozaban de gran reputación en la ca- pital de Andalucía, y á los cuales el OS· curo artista de la Feria había. eclipsado para siempre. · Asentada ya su fan;ia y reputación, . · . Murillo trató de tomar estado, y en 1648 Toma estado: cum r> !idos los treinta de su edad, casó con una señorita de Pilas, llamada Doña Beatriz de Cabrnra y Sotorhayor, de la cual tuvo tres hijos, que sobrevivieron á sus padres., F.ué el primero, ó mejor di- cho, la primera, su hija F·rancisca, que abrazó el estado teligioso, profesando ,en el convento de Madre de Dios. (1) El se- (1) No ,hemos podido h:illar su• partida de bautismo; en camhio tenemos la de su profe. sión religiosa que es como sigue: « Digo yo sor Francisca 'de Sta. Rosa Murillo hice profesión en primero día de Febrero de 1671 siendo Mtro_. GeneralNtro. M. R. P. Jerónimo Roca-Bert1 y Priora de este convento N. M. R. ]VI. sor ' Brígida de St.a. Inés. Poseemos además la pi¡,rti. Su fnmiha•.. da de su exploración, que debemos á la amabi- lidad de nuestro eruditísimo amigo D. Miguel