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- 92 - G"""':-:.S:-:.S:-:.S:-:.S:-:.S:-:.S:-:.S:-'5:-:.S:-:.S:--S:'5:-~---" libros, etc; y á ella acudían los mercade • va á estudiar res que se dirigían á la América, para á Madrid. comprar objetos con que adornar allá las casas á la Europea. Con el producto de su trabajo juntó Murillo lo necesario para trasladarse á Madrid en 1643, con objeto de estudiar en los Museos de la Corte las obras de los mejóres maestros. Allí fué acogido favorablemente por su paisano, el gran · Velázquez, que se mostró propicio á pro– tegerle; y bajo sn dirección estudió las obras del Ticiano, Rubens, Van Dych, Rivera y o_tros autores celebérrimos. En este ejercicio cobró alas el genio de Mu– rillo, remontó el vuelo á las regiones de la belleza ideal, descubrió en ella vastísi– mos horizontes, penetró como nadie los secretros del arte pictórico, y poco á po– co los fué trasladando al lienzo con ha– bilidad.inimitable. Vuelto á Sevilla en 1645, las prime– ras obras que expuso al público llamaron la atención de los inteligentes; empezó á cobrar fama, y entonces fué cuando hizo los cuadros con pasajes de la vida de nuestro seráfico Patriarca y santos de su Orden, para el convento de San Francis– co. Como la suma recaudada para esta obra era de escasa monta, y los cuadros ascendían al número de once, con figuras de tamaño natural, ningún pintor de crédito había querido aceptar el encargo: vuelve á Se· perb Murillo, escaso de medios con que villa. b • • • ·su s1stir, se comprometió á pn;itarlos, quedando los devotos llenos de ansiedad ó

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