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--- 91 - estudio de su pariente, el maestro Juan . del Castillo, que tuvo por discípulos, Su aprencl,faa– adémás de nuestro Murillo, á _Pedro de je. Moya, _Alonso Cano, y otros célebres pintores. Al lado de, tal maestro adelan- tó mucho Murillo en la carrera del arte: su genio apacible, su docilidad de ca- rácter y su amable trato, fueron partes para que en poco tiempo se granjease el afecto, tanto del maestro como de sus condicípulos, hasta el ·punto de que el primero cifraba particular empefio en su educación. En la predilección del maestro Castillo por su pequefio discípulo debió influir, además de los lazos del parentesco, el natural bondadoso y franco de Murillo, y sobre todo la orfandad de este, que á lo_s diez afios, ó poco más, quedó huerfa, no de padre y madre. Otros diez ó doce afios de aprendizaje en el arte de la pin– tura empleó Bartolomé en el taller de su maestro, hasta que este trasladó su residencia á Cádiz_, por los afios de 1639. Contaba entonces Murillo veintiuno de edad, y no consta que al partir de aquella fecha, frecuentase la escuela de ningún otro milestro; lo que sí. se sabe es, que estando escaso de recursos con que vivir, se vió precisado á pintar cua– dros para el· Jueves ó para la Feria, que de ambos modos se llama. Era este mer– cado en aquel tiempo. (como es hoy) una · especie de exposición semanal celebrada 8 . . · us primeros todos los Jiieves, en las que se exhiben ouadros. muebles viejos, ropas usadas, cuadros,

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