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Sabía muy bien que los misericordio- s" bondad. sos hallan misericordia en los ojos de Dios, y por eso el se daba tan de lleno á las obras de misericordia, que parecía no tener otra cosa en que emplearse, sino en ellas. Solía decir con el Profeta que la misericordia de Dios resplandece en todas sus obras, las domina y está sobre todas ellas, 8Uperándolas; y que para ser verdadero 'hijo de nuestro Padre que es– tá .en los cielos, quería que en todas sus acciones reHplandeciera la caridad, y que la misericordia estuviera por encima. de todas sus obras. Todo el tiempo que fué Prelado, fué universal consuelo de sus súbditos) y dando con su obrar ensefianza común á los superiores, era con el humilde afa– ble; con el soberbio, terrible; para el arrepentido, misericordioso, y para el protervo, justiciero. Ern finalmente pa• ra todos verdadero padre, á todos los amaba, á todos los quería, y á todos con– solaba. No había para su caridad excep– ción de personas: al que era más virtuo– so, amaba más; del que era descuidado, se compadecía; y á todos procuraba con cariño mucho, estimularlo al cumpli– miento de sus obligaciones. No fué inferior en cosa alguna su cas– tidad, que conservó siempre intact,a en– tre las cándidas azucenas de la virgini– dad. Jamás se le oyó palabra ni se vió en él acción que tuviese resabios ni señal Su castidad. de impurer.a antes sí fué cristal purísi– mo en que no se halló la más leve som-

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