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CAPÍTULO VII Virtudes religiosas de este siervo ele Dios E ntre todas las virtudes de N. V..Pa- dre Bernardino, resplandecía la ca- Su eltrid ad. ridad. Esta, con respecto á Dios, r,.rdía tan vivamente en su pecho, que, trans– formándolo en su objefri divino, pudo sin exageración decir de sí, lo que afir- mó San Pablo: .Vivo ego, jam non ego, vivit 1{ero in. me Ohristus; porque si lo que manifiesta. el vivir es el obrar; sien- do las obras del varón de Dios tan nive- ladas y medidas por _sus soberanos pre- ceptos, que más parecían de ángel que de . hombre, cada una de ellas era evidente · -é irrefragable testimonio del amor de Dios que lo vivificaba y movía. Res– pecto de sus prójimos era como el mis– mo Apóstol, todo para todos; á los.sanos procuraba dar gusto; al afligido conso– laba cual amorosa madre; al enfermo con especialidad servía con rnucho agra– do; al melancólico divertía con palabras y conversacion tan dulce_ y agradabk, que le causaba alegría; al fatigado daba _ alivio· al que lo: necesitaba couse3·0· y Ern. toao_ pa- ' , ' ' • 1·n todos. ~n una palf;lbra, cada uno hallaba en_el_ siervo de Dios, lo que había menester.

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