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- 50 - lo fué adquiriendo y granjeando con la Sus afici,me; docilidad Je su geuio. Luego que tuvo pittclosas. edad competente para aprender á leer y escribir,· lo confiaron sus padres á un maestro, quien desde las primeras lec• ciúnes que le dió se impuso en la viveza de sus tal~ntos. Aunque Bernardino era aun nifio en los afí.os , no dñ.ba muestras de ello en sus obras, pues estas eran co• mo de un hombre muy provecto: huía de todí\ puerilidad, y toda su diversión la cifraba (los ratos que tenía de recreo), en hacer altares, en formar procesiones, y en predicarles á los otros muchachos que lo acompañaban. Otras veces les preguntaba la doctrina, y si alguno nu la sabía, se la ensefiaba. ,Muy joven todavía, lo pusieron .sus padres á que estudiase la gramática, la cual aprendió en tiempo muy breve, porque como su primer cuidado lo puso siempre en tener limpia su alma hasta de la más .leve culpa, hizo en ella su morada la Sabiduría. D<lsde que tuvo uso perfecto de r&zón procuraba oir mi– sa con diwoción grande todos los díail, máxime desde que empezó á estudiar la gramática. Frecuentaba los Santos Sa · cramentos con tanto fervor, que exéadía su modestia y compostura á lo que es común en tan pocos años. Así se fué ensayando nuestro Bernardino para cuando llegase á tener la edad de tomar S . el hábito de )capuchino,, como lo había us estudLOs. 1 . l á d N l . , d t 1c 10 sus pa rés. o es cog10 e nue.- vo á estos la noticia, pues ya la sabían

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