BCCCAP00000000000000000000608

-- 383 -- Empezaron, pues, con fervorosisimo a~ic-:nto su misión, donde era una gloria Colo d:el P. oir los sermones de Fr. Pablo, especial- Pablo mente cuando predicaba de la soberana Reina de los Angeles, que como tan amante suyo .se le derretía el corazón, y se le llenaban los labios de dulzura, que entrándoles por los oídos á I los circuns- . tante.s dulcificaba los ,corazones más agrios. Halló en esta .misión algunos ro– sarios de los que en la misión pasada ha– bfo establecido, muy desmayados, traba– jó mucho para levantarlos y volverlos á establecer, exhortando á los cofrades con plátjcas amorosas, componiendo sus pleitos,· ajustando sus disensiones, y úl– timamente en cierto modo volvió á edi– ficarlos de nuevo, costándole más traba– jo el reedificarlos que le había costado el erigirlos. Halló también ipuchos de los que había dejado en la vigilia de la gracia, dormidos en el suefio de la culpa, y con fervoroso aliento volvió á desp.er · ' tarlos, ' Llegaron en sus trabajos al pueblo de. Oonil, y en el octavo día de la misión, un sábado en la nochfl, omitida la dulzura y dejada la caricia, predicó un sermón de las penas del infierno, tan horroroso, formilable y terrible, que confusa y ate· marizada la gente, á voces pedían todos misericordia, siendo el fruto que de este sermón sacó copiosisimo; aunque él no , Jo cogió, porque se b~j? del púlpito c_op Sn último ser la calentüra que le qmto la vida. Cog10- món lo empero su compafíero y fué tanto,

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz