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377 - bida la bendición de su Ilustrísima, pa• s&ban á otro lugar donde aguardaban Los .fundó en al Sr. Obispo, y ¡venido, se haeían las tíuch.os pue– mismas funciones que en el antecedente os. ' lugar, quedando todos abrasadísimo·s en el amor de I.a Reina de los angeles, par· ticipando de la ardiente hoguera que ardía en el corazón de .Fr. Pablo. Terminada la visita. del obispado, re– gresó á Cádiz nuestro venerable misio– nero, y allí se .dedicó á dar impulso á los Rosarios ó compafiias espirituales que , tenían fundadas; y á levantar. capillas á la Virgen, para que sirvieran como de cuarteles,á su,espiritual milicia. La pre– dicación de Fr. Pablo había encendido en el amor de la Virgen Santísima á un hijo espiritual suyo, alférez deJa Arma da, llamado Domingo Díaz Cabeza, a quien por antonomasiH, mereciéndolo. su forvorosísima devoción, llamaban co– munmente el Alférez del Rosario. Este devotísimo. varón, .cdn vivísimas ansias se entregó á la devocion del Rosario de Mada Santísima, procumndo siempro sus mayores creces y público adelanta– miento; no sólo asistía con infatigable puntualidad al rosario, no sólo exhorta- ba á que abrazasen esta utilísima devo- ,,. ción; no s1:Slo pr;etendía 1:m todas las casas introducirla, sino que también para más públicamente venerarla, cuando había . algún. entierro, fuese de pobre, rico, no•· ljle ó plebeyo; asistía á él, y al salir de Lo hizo gene– la casa para la Iglesia, entonaba el rosa- ,·i.I eri C.ádiz. rio, á cuyas amantes voces todos los del

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