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-- 376 - Pablo en las gradas del altar mayor, y como salian. estando de rodillas los protectores y Di- . putados, les entregaba el estandarte de María Santísima, y con él su corazón, repicándose á este tiempo las campanas todas del lugar, resonando en toda Ia Iglesia levantados cánticos á la Virgen sin pecado concebida, y derramando to– dos ternfsimas lágrimas de afecto y de- . voción. Salía luego el nuevo rosario á la calle acompafi.ado de los rosarios que antes se habían establecido, y era una gloria ver tanta variedad de luces. como en todas las calles había, tanto armo– nioso repique de campanas, tanta levan– tada voz en alabanza de María, y tanta muchedumbre.de festivos alborozos, en– tre cuya confusión se empezaba el rosa– rio, y con las más suaves y acordes vo– ces que se podían hallar, se proseguía cantando, haciendo la variedad de vo– ces, la confusión de luces, el repique de campanas, las lágrimas de los que lo veían, y los amorosos suspiros de los que los acompafiaban, una abreviada gloria que á todo.s llenaba de fervorosa alegría. Habiendo dado vueltas á las calles señaladas, volvía á la Igler.,ia, y uno de los misioneros hacía una plática, alentando á los fieles á la prosecución en la devoción de María Santísima; luego cantaba'ri el '.re-Deum laudamus en acción de gracias, y se remataba la D. . 6 función con levantadas voces, que de. 0v.oc1 n que , , . , . causaban. ciaq mucnas veces, .Ave Mana :.Slll _pe- cado Concebida. Al día siguitlitite, reci-

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