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muerte, ya <le las consecuencias de la culpa, y ya finalmente dc; otros asunt9s Sermones provec;hosos y\ concernientes al fin que ,mornles procuraban, que era sacar al pecador de la culpa, mediante el sac;ramento santo de la penitencia. · · Este era el régimen que tenían los dos devotos misioneros todos los días que estaban eri cualquiera población, que oran más ó menos, según el número y condición de sus habitantes, pues en 'unas partes eran necesarios más dfas que eü otras. Cuando se iban ya con-', cluyendo las confesiones de todos, los exhortaban á que hicier,an penitencia, llev.iando en lo interior aquellas mor– tificaciones que su fervor les dictase. Como era untver~al el deseo que de la salvación de las almas tenían los devotos misioneros, no so contentaban, éon pre- dicar á los que los buscaban 'ansiosos; pasaba su caridad también á aquellos que á sus sermones no podían asistir, extendiéndose aún, á los más ocultos y retirados; y así los días que después del perdón dé los enemigos les re~taban, iban unas veces á las cárceles. para que aquellos pobres que entre eadenas ge- mían, con la libertad de la grada· gusto. , sos respirasen; p:r:edicábanies fervorosos, exhortándolos al dolor de las culpas y paciencia en sus trabaj0s, corn,iderando que por sus delitos los padecían; admi• nistrábales el sacramento de la peniten. Predice,n á . , . . · los encarce- Cla con mucha afab1hdad, y luego se lt:is lados. daba la sagrada Eucaristía. De aquí pa- ·