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- 363 -· allí les predicó. Así nuestros misioneros asistidos de los que los habfon salido á Método de recibir entrab.an en la iglesia, y arrodi sus misiones. Hados delante de la tremend·a Majestad de Dios Sacramentado, hacían fervoro sa oración, pidiendo al Señor en lo inte rior de sus almas que les diese luz para " ejncitar ministerio tan poderoso, y á los vecinos de aquel lugar conocimiento de su Majestad y provecho en sus sermones. La noche primera después de su llega– da, salían en procesión con la sacratísi– ma imagen de un crucifijo, todos en pro :fundo silencio, solo interrum¡::ido de rato en rato por fervorosísimas saetas. Cuan• do llegaban á la plaza y sitios más públi– cos de la población. hacían pláticas ter- nisimas, convida11do á los pecadores á Primeros ser-' penitencia, prometiéndoles de part(¡'l de mones. Dios perdón de sus delitos, y ponderan• do la clemencia de la Divina Majestad, llamiiban, como el ángel del Apocalipsis · á las aves qµe volaban por la región de la culpa, á 11:t grande cuna de la miseri, cordia de Dios. Rematáhase esta proce– sión 'en la iglesia donde había empezado, y allí leían públicamente, así la facultad que del prelado eclesiástico llevaban, que en -el fuero interior era total, como los de más privilegios, gracias é indultos que poseían; y luego hacian una pláti– ca con que finalizaban ia función de aquella noche. To.dos los días, durante la misión, asis El eonfesona– J'ian por la mafiana y por la tarde al eon- L"io. tesonario, consolando á todos cuantos

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