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-- 343 -- pech9 los trabajos que había padecido, los peligros en que se había hallado, los Afectos i:t;tte- riesgos de cuerpo y alma que tantas ve riores. . ces le habían combatido, y cotejándolos con lo apacible de la virtud, .con l_o so: segado de la buena conciencia, y con lo seguro de la gracia, anhelaba ya por esta, y temíavulver á aquellos. Por otra parte miraba también la hermosura de la virtud, y considerando que si al prin- cipio causa algún amargor, llena des- pués el alma d!:l dulcedumbre, ansioso la deseaba: hacía conc0pto de que al modo que los deleites pasados, como leve sombra se desapar42cieron, dejándo sólo impresa en su alma la huella de la culpa; así también los que quisiera go- zar en adelante se pasarían, como los otros se pasaron, y sólo dejarían por señal de haber estado el execrable de- lito. Consideraba también, que la ob– servancia de los divinos preceptos, si al principio le fuera dificultosa, con la costumbre santa se le haría fácil, y ssí resolvió, llorando el tiempo perdido, gimiendo las culpas ya pasadao, servir á Dios, observar . sus mandamientos, amar la virtud, y abrazaruna religiosa y penitente vida. Discurriendo donde tomaría puerto seguro el bajel de su deseo, después de tantas borrascas pa• decidas, lo inspiró el Padre de las hnn: bres e:µtrar en nuestra sagrada religión . , de los capuchinos, á cuyo dulce y amo- L- 1 .• ll . 1 d t id .amamien· roso ...am_amiento, <Jan, O gra O O O, tos divinos. determinó con la _brevedad posible des-

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