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fué un donado de especíalísirµa virtud y ejemplar vida.. Los religiosos, conocien- supo 1." hor" I do la virtud del enfermo, sospecharon, de SU muerte. si sabría la hora de su muerte, cuando hallándose al parecer tan cerca de ella, les instaba á que se recogiesen; y con es- . ta confianza se retiraron. · · Quedóse sólo con el herma.no donado nuestro enfermo, y después de haber es• tado suspenso mucho rato como en dulce éxtasis, le .dijo al hermano Esteban que llamase con prontitud á la Comunidad, por que ya instaba la hora de su muerte. Así sucedió, pues luego que estuvieron juntos los religiosos entregó su alma ben-. dita en manos de su Criador, con lo cual s.e certificaron de la sospecha, que te– nían concebida de que el Sefior le había revelado la hora de su muerte. Quedó el cadáver hermoso, tan flexible y con tan-. ta suavidad en sus carnes, como si fue– sen de un tierno infante. Divulgada la rioticia del tránsito del siervo de Dios, fué innumerable el concurso de la gente que llegó á venerar, al que todos tuvie– ron en opinión de Santo. Diósele sepul– tura en la bóveda de la capilla .de San Félix, que entonces se llamaba del Santo Cristo; y pasados muchos afios se ofreció enterrar á otro religioso en el mismo lu– gar: bajaron á la bóveda el P. Ambrosio . . de Baza (que era estudiante entonces), y el hermano Fr. Ignacio de Sevilla, reli- gioso lego; repararon en el cadáver <le .., . · lt. , · F B l , · d . . . • Ml sepu urt1. r. arto orne y a virt1eron que, estan- · do totl0 el hábito reducido á cenizas, só-

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