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tao movido á ser religioso de nuestra Orden, que no pudiendo resistir á la efi Vocación de cacia •de la, vocación, determinó vestir Ferna nd º' nuestro hábito. , Esta determinación la tuvo muy ocul– ta á su :familia; pern la comunicó al Mar– qués de Moya, íntimo amigo suyo y bienhechor nuestro, que á la sazón se ha– llaba en Valencia empleado en servicio del Rey,; y el Marqués le escribió dicien– do que luego al punto se partiese allá, que él alcanzaría con los RR. PP. de aquella provincia, qúe lo favorecían mucho, el que lo re¡;ibieran. No tardó nuestro Fernando más tiem– po para ponerse en camino, que el muy preciso para disponer su marcha. Llegó 11 V~!encía, y pasando con su amigo el Marqués de Moya, á solicitar el logro de sus deseos, halló las puertas cerradas, y tanto, que echando el resto el Marqués, con ser tanto su valimiento, en esta oca– sión nada pudo, porque los Padres res• pondian, que pues en Andalucía tenía un hermano Capuchino, Yiniese á tomar el · hábito acá, por cuya razón se vino nues-. tro·Fernando á Granada. Algo se extrafió al principio su veni– da; pero luego que declaró á su hermano f'l motivo de haber dejado la corte y el ánimo •resuelto qlle tenía de hacerse Capuchino, celebraron todos los PP· su · resolución, y haciendo los religiosos re· vuelve á Gra– fiexión de las palabras con que Fr. Ber- nad ª· nardino había comiolado á su madre, co- , nocieron que había hablado c~n espfritq

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