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- 18 - nando hermano tuyo, él esté entre los p r ºfes a su bullicios y peligros de la Corte, expuesto H.º ~ra.r Ber- á padecer espirituales ruinas, cuando tú na rd mo. J"b d JI h d D" · • 1 re e e as te alias e 10s fa voreci• do en haberte anumerado por familiar suyo, entre religiosos tan santos. Con– soló á su buena madre nuestro recién profeso, ]diciéndola que enjugase la'l lá– grimas, pues no se pasarían muchos años sin que viese á su. hijo Fernando vestir el hábito Capuchino y profeso también. Y como entonces su hermano no pensaba en tal cosa, y Ju·ego se vió el pronóstico cumplido, se creyó que Dios se lo había revelado en la oración y qui– so consülar á su afligida madre con esta profecía. Aquí debemos recordar que una de las cosas qüe pidió Bernardino al Señor, durante su noviciado fué que le diera vocación de Capüchino á su her- . mano Fernando; y así, mientras este an • daba en la Corte de España, sirviendo en el palacio del Rey Católico, con la es– peranza de lograr empleo correspondien– te á su calidad y faeultades, su h6rmano Fr. Bernardino andaba en la presencia del Rey del cielo, pidiéndole con instan– cia sacase á su hermano de las vanida - des del mundo y le mostrase el camino de las verdaderas honras, retirándole del bullicio á la casa de seguridad y refugio. Pudieron más los deseos dé Fr. Bernar- ~~-~~T~~.,, a! d_ino que las esperanzas de su hermano; és1e. pues estando éste muy ajeno de pensar en sei• religioso, porque eran otras sus ideas, de pronto se halló interiormente

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