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- 16 - cidos por Dios, pues, como decimos en sus t1·abajos el libro de las misiones, éste fué uno de ªP 0st óiicos. los religiosos legos, que pasaron á la misión de Guinea, y de allí á Oartagena de Indias; y luego á la misión de Uraba, donde trabajó mucho en compañía del Venerable P. Fr. Luis de Priego, y del Venerable P. Fr. Diego de Guadaícanal; v como estos fueron méritos que tendría Dios muy presentes, para premiarlo, no es justo que los hombres los olvidemos; para que teniendo noticias del fervor y celo con que nuestros 1\ntepasados se empleaban en servir á Dios y al próji– mo, nos esforcemos á imitarlos. Por eso hablamos más largamente de esos ope• raiios evangélicos en el libro citado, · s n s ª n t ª que Dios mediante se imprimirá des- n1 1.1 e r t e. , pues del presente. Por último, en este mismo año falle– ció tambié'u en el Convento de Cádiz un bendito _hermano le~o, al cual vamos á dedicar el capítulo siguiente: