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- 163 :._ ~:S,S/S/-5):.5):,S:-:.S,<S.•&.:.S.- :s,:s: ~ del arco en que descansa la bóveda, es- tá el de San Miguel Arcángel, quien tie- m de s. Mi• ne bajo sus pies al ángel caído, y su bra- gnel zo derecho levantado en actitúd de dar- le un golpe mortal, siendo lo más nota- ble que la ipano del Arcángel no esté ar• mada con la espada flamígera, sino con un globo de fuego eµ el que brillan estas palabr!J,s bíblicas: Quis sic·ut Deus? ·· Quien como Dios? Y mientras dice esto con aire de triunfo, pisoteandoá Luzbel, emptífia con bizarría en su mano izquier- da la palma de su victoria. Es do Mu- rillo. . En el lado de la epístola, están forman– do juego con los cuadros anteriores los de N. P. San Franci~co y el del Angel . de la G_uarda. Este . último que corres- El del Angel ponde al de San Miguel, ocupa la parte Custodio. ·alta, y se adapta como aq~el á la curva del arco'. La actitud del ángel es gallar- da; la del nifio que lleva de la man0, en- cantadora; y el_ 'ropaje de ambos tiene un claro obscuro que parece hecho con luces del cielo y sombras de la tierra. Es también dé Murillo. · Debaj9 de este lienzo, y formando pareja con él de San José, está el de nuestro P. San Francisco, de pie, cou un crucifijo en la mano derecha, la iz- . quierda colocada sobre el pecho, y la vista etevada hacia lo alto, donde flotan entre nubes luminosas, cabecitas de que- rubes ª:domadas con gracios~s alas. El El de s.. Fran• santo tiene delante de sus p10s desea!- cisco N. P. bos un libro abierto, con uua calavera